
En busca de la satisfacción. La satisfacción personal está estrechamente relacionada al sentimiento de vivir una vida valiosa y con sentido. Se sabe que eso es muy subjetivo y sólo cada quien puede juzgar qué es lo que le da valor a su vida, sin tener que ir ligado a la idea de éxito en sentido estricto.
Para sentirnos satisfechos necesitamos saber qué es lo que le da valor a nuestra vida y atrevernos a apostar por ello.
En mi opinión no hay mayor aspiración que la de vivir una vida con sentido, esa es la máxima felicidad, ¿no te parece? El único camino a ella es atrevernos a ser lo que somos y responder a lo que sentimos. No es camino fácil, no. No lo es porque las personas no aprendemos de la nada. Necesiamos referentes que nos transmitan recursos y en este caso andamos bastante faltos.
A estas alturas del partido a todos nos ha quedado claro que una vida con sentido no es precisamente un regalo, más bien es un empeño, una decisión y sobretodo un riesgo. Pero, ¿Por qué hay quien asume ese riesgo y otros que no llegan a coger nunca el toro por los cuernos?
De todos los impedimentos que nos dificultan la plena satisfacción los factores emocionales son determinantes.
Por mi experiencia personal y profesional un factor determinante son las emociones; sentirnos merecedores de lo que deseamos, saber gestionar nuestras emociones, haber elaborado nuestras vivencias pasadas, etc. A menudo las ideas limitantes o irracionales y una autoimagen distorsionada nos hacen apuntar tan bajo en nuestras aspiraciones que incluso dar en el blanco nos sirve de bien poco.